El 10 de abril se reunió en la Comisión de Juicio Político de la Cámara de Diputados. Martín Menem quiso evitar que la diputada libertaria Marcela Pagano presidiera la Comisión y la presencia de un misterioso abogado cambió todo: Franco Bindi, el misterioso abogado que dividió las aguas en LLA.

El día anterior a la reunión de Comisión de Juicio Político, la diputada nacional de LLA, Marcela Pagano, se presentó en televisión anticipando que la presidiría por decisión del presidente Javier Milei y que contaba con su respaldo. Desde la Secretaría General de la Presidencia no estaban tan convencidos y una foto enviada en medio de la discusión en comisión confirmó las peores sospechas. ¿Qué hacía el operador K, Franco Bindi, rodeado de diputados libertarios? ¿Cómo había ingresado al recinto?

La Comisión de Juicio Político es clave en un contexto en el que abogados cercanos al Instituto Patria y a Cristina Fernández de Kirchner quieren promover la destitución del presidente Javier Milei por razones “de salud mental”. Se trata del abogado constitucionalista Eduardo Barcesat, la ex embajadora en Venezuela, Alicia Castro, el ex abogado de Lázaro Báez y Diego Lagomarsino, Maximiliano Rusconi, y, José Ubeira, el abogado de Cristina Kirchner en la causa “Copitos”, el fallido intento de asesinato a la ex vicepresidenta de la Nación el pasado 1 de septiembre del 2022. “Skeletor” como lo llaman a Franco Bindi en algunas de las escuchas legales que forman parte del frondoso expediente de la causa “Puf” conoce a todos los protagonistas y colaboró con ellos.

La causa Puf fue el armado de ex funcionarios kirchneristas y sus abogados para armar una causa judicial paralela a la Causa Cuadernos de la Corrupción y desacreditar a sus denunciantes e investigadores en el periodismo y la justicia. Uno de sus armadores fue Bindi.

El abogado vinculado con los servicios de inteligencia residuales del kirchnerismo formó parte de la defensa de Lázaro Báez luego de defender a su principal denunciante en la ruta del dinero K: Leonardo Fariña. Su relación con el “Puf” fue a través de uno de los hijos del supuesto empresario agropecuario, Pedro Etchebest, en una causa de servidumbre en Mar del Plata. Etchebest fue el denunciante del fiscal Carlos Stornelli y del abogado Marcelo D´alessio en el despacho del juez militante, Alejo Ramos Padilla, en Dolores. En su denuncia acompañó imágenes de dos cámaras ocultas que montó en un balneario de Pinamar en donde se dirigió el supuesto extorsionado. La denuncia naufragó en Comodoro Py.

Bindi trabajó en el Ministerio de Planificación Federal de Julio de Vido durante el gobierno de Néstor Kirchner al igual que Pedro Etchebest y allí conoció al agente inorgánico, Allan Bogado, denunciado por Alberto Nisman, horas antes de morir, por pasarles información a los iraníes en perjuicio de su investigación judicial.

En la cárcel de Ezeiza, Lázaro Báez siempre negó su relación formal con el joven exitoso abogado Franco Bindi en el expediente judicial de la ruta del dinero K pero sus conversaciones telefónicas hablando en códigos de lo que luego sería la causa Dolores, lo desmiente. Bindi supo estar prófugo de la justicia y buscado por INTERPOL por una causa de sustracción de menores. Colaboró con el gobierno de Santiago del Estero de Gerardo Zamora y aseguraba, a sus allegados, que tenía relación directa con “la señora” y con su hija. La Señora era Cristina Kirchner y Florencia, su hija.

En el final del gobierno de Alberto Fernández incursionó en el mundo de los medios de comunicación y adquirió el canal “Extra” luego de un paso escandaloso como productor en las sombras del conductor Tomás Mendez que terminó con su salida de C5N tras un escrache a Patricia Bullrich armado por taxistas guionados por los productores del programa.

En Extra nadie sabe de dónde salieron los fondos para pagar jugosos contratos como los del citado Mendez y Víctor Hugo Morales. La socia de Bindi en el manejo del canal era Giselle Robles, otra abogada de su estudio que pasó de defender a Leonardo Fariña con uñas y dientes a denunciarlo en los programas de Mendez y en el despacho de Ramos Padilla.

Horas antes de la fallida comisión de Juicio Político, Robles filtró en redes sociales conversaciones privadas de Whatsapp con Bindi hablando de supuestas infidelidades en las que involucraban a la diputada Marcela Pagano.

El canal fue vendido en tiempo récord a un paquistaní que no habla castellano llamado Muhammad Nadir. En las últimas horas decidió despedir al reconocido conductor Ari Paluch en medio de los festejos de su cumpleaños.

Diputadas libertarias como Lilia Lemoine y Juliana Santillán se sorprendieron con la presencia de Bindi en la Comisión y responsabilizaron a Pagano por su ingreso. Desde el entorno de la ex conductora de televisión aseguraron que Bindi ingresó por su cercanía con el diputado ultra K Leopoldo Moreau. Sin embargo, confirmaron a este medio la relación profesional entre Bindi y Pagano. La cercanía se remonta a los tiempos en que Pagano fue despedida de América TV y la periodista alquiló unos estudios de streaming que eran propiedad de Bindi. Según los asesores de Pagano, el operador K la asesoró a la diputada en una causa por “acoso” y se formó “una relación de amistad”.

Luego del escándalo en la Comisión, Pagano denunció que le robaron su celular personal en un robo mientras paseaba su perro y fue internada por severos problemas de salud. Oscar Zago renunció a la presidencia del bloque y quedó como uno de los diputados que respaldó a la periodista diputada. Para Santillan, “el lugar de la Comisión de Juicio Político es clave y debe tener, la persona que lo presida, la máxima confianza del presidente”. Esa confianza se perdió por la aparición del abogado Bindi en la Comisión de Juicio Político.

Pagano estuvo en pareja dos años con Leonardo Fariña, el cliente que denunció prevaricato de su ex abogado defensor, Franco Bindi, actual amigo personal de la diputada periodista.

Un guión de Netflix.

Robles, la ex socia de Bindi, no quiso contestar preguntas a NA. Pagano fue dada de alta la semana pasada. Aún no volvió a hablar con la prensa. Los que frecuentan al abogado de la discordia aseguran que está tratando de acomodarse a los tiempos que corren aunque “con Bindi nunca se sabe qué carta jugará”.