OpenAI está ganando mucho dinero en la actualidad. ChatGPT, su gallina de los huevos de oro, está produciendo grandes cambios en la industria tecnológica, que ahora está más enfocada que nunca en la Inteligencia Artificial. Y es que, tanto como proveedores a otras compañías como por su servicio directo a clientes, su trabajo les está proporcionando una cantidad desorbitada de dinero.

Fiebre del oro en OpenAI

Como explica The Information, OpenAI está totalmente subido en el dólar. Actualmente, se estima que sus ingresos anuales son de 1.000 millones de dólares y están facturando más de 80 millones de dólares por mes. ¿Sus fuentes de ingresos? Las empresas que contratan su IA, los usuarios que pagan su tarifa, y los datos personales que utiliza cuando el usuario acepta sus condiciones de uso.

Un ejemplo de ello es Bing Chat, la IA de Microsoft integrada dentro de su motor de búsqueda y que se encuentra impulsada por la tecnología GPT-4, la iteración más actualizada de OpenAI en cuanto a Inteligencia Artificial. Últimamente corrían dudas sobre la viabilidad económica de OpenAI, pero la fuerza de estos datos ahoga por completo el pensamiento de que la compañía no está siendo rentable.

Los problemas a los que se enfrenta OpenAI

Sin embargo, aunque refleja cifras muy contundentes, la posición de OpenAI al frente del mercado de la Inteligencia Artificial no es demasiado estable. Todavía hay muchas dudas sobre sus políticas de privacidad, muchos usuarios ven de manera negativa que se lucren entrenando a su IA con contenidos que tienen derechos de autor, y los problemas relacionados con las alucinaciones de su IA son cada vez más frecuentes.

Por otra parte, también está el hecho de que este concepto de Inteligencia Artificial tiene evidentes conflictos éticos. Muchas veces se crean avances para mejorar el bienestar de la sociedad o de los trabajadores, mientras que, en este caso, la IA es una herramienta que sirve para destruir empleos y que grandes empresas aumenten sus márgenes de beneficio. 

Ante esa situación, lo único que pueden esperar los sectores en mayor riesgo es que surjan regulaciones que traten de frenar este tipo de prácticas y protejan a profesionales contrastados frente a sistemas automatizados